Un gol de Karim Benzema en el inicio de partido, otro, espectacular, de Toni Kroos en el segundo tiempo, a los que añadió el tercero Lucas Vázquez en la recta final del duelo, permitieron al Real Madrid arrancar el curso con un claro triunfo frente al Celta de Vigo (1-3).

El equipo de Zinedine Zidane sumó los tres puntos con un notable ejercicio defensivo a pesar de jugar media hora en inferioridad numérica por la expulsión de Luka Modric, un reivindicativo Gareth Bale y un seguro Courtois en la portería.

Sin respuesta con fútbol, el Real Madrid se encomendó a su trabajo defensivo. Juntó las líneas e intentó ahogar a su rival en el centro del campo. No le importó ceder el control del juego al Celta, que dominó pero sin inquietar demasiado al meta belga. Tras el 0-1, fue un ejercicio de resistencia de los blancos, que sufrieron cuando Aspas y Denis Suárez entraron en juego.

Porque pasado el minuto 10, el Real Madrid exhibió su pegada, tras un robo de Casemiro en el centro del campo -el Celta pidió falta en el inicio de la jugada sobre Toro Fernández-, una gran jugada por la banda izquierda de Bale, el mejor de los suyos en el primer tiempo, y el remate llegando desde atrás del francés Benzema.

Nada varió tras el gol. El Celta siguió teniendo la pelota y el Real Madrid amenazando cada vez que pisaba el área. Los locales rozaron el empate a la media hora, pero Varane tocó lo justo el balón para evitar el remate del uruguayo Toro Fernández, lento, sin la chispa suficiente para lanzarse a por el balón después de una gran asistencia de Aspas.

Pudo matar el choque el equipo de Zidane antes del descanso, pero Rubén Blanco se lució: primero sacó una gran mano después de un sutil toque de Modric, que buscó la colocación; después se estiró lo suficiente para desviar un remate cruzado de Bale, que apareció de nuevo con una perfecta diagonal para reivindicarse ante su técnico.